Friday, May 30, 2008
Lo protagonizó Lorena cuando el reloj marcó 8:07 PM

Sentada, sumergida en mi usual halo grisverdoso, trazaba en una hoja grande de papel los límites de mi vacío existencial, de mi nada. Las líneas se encontraban en algunos lugares para recostarse unas sobre otras, todo la estructura era semejante a la de un laberinto pequeño. Supongo que mi expresión habrá sido de completa disconformidad, de queja, desgano, rabia y desilusión, como siempre que no estoy pensando en nada concreto.
-Mami, qué haces? estás dibujando?- mi hijo Martín... yo, no tenía ganas de portarme infantil ni tolerante así que asentí con la cabeza, gesto ante el cuál pareció mostrarse muy emocionado y luego dijo-Yo voy a ganarte mami, yo puedo dibujar más rápido que tu!- y salió corriendo a buscar otro papel. Confieso que no le di mucha importancia, yo no estaba concursando con nadie, no quería dibujar rápido ni mejor, solo quería respirar la miseria de mi inexistencia por un momento, hacerla visible con trazos negros.
Regresó Martín con una hoja medio arrugada y una pluma-marcador casi seca y a la cuenta de tres empezó su dibujo que le tomó escasos tres o cuatro segundos, luego de los cuales gritó -YA MAMI, YA TERMINÉ, TE HE VENCIDO- La rapidez de su hazaña logró llamar mi atención, dejé a un lado mi oscuridad para contemplar su obra...no vi más que una línea y dije- Martín, no debes hacer trampa, qué es eso que has dibujado?- el pareció sorprendido ante mi advertencia y me dirigió una mirada que probablemente contenía algo parecido a la lástima, sonrió y me dijo-ES UN CAMINO...- Pues sí señores, mi hijo, próximo a cumplir tres años, me ha vencido...
Siento que de alguna manera ha llegado ese momento en que el ciclo vuelve a mi, y el círculo está listo para trazarse nuevamente. Me es devuelto intacto el milagro y soy capaz de aprender del alumno, soy creada nuevamente por aquello que un día fue, mi creación.
Hoy traiciono el juramento que me hice un día de no volver a escribir sobre Martín tan directamente, de no hacer todo tan íntimo y personal, hoy paso por alto esa promesa para luego retomarla...
Cuándo el sol está por salir, todos los días, mi puerta se abre despacio, y veo, casi entre sueños tu figura pequeñita avanzar hasta mi cama. Te acuestas a mi lado y mientras terminas de levantarte dices frases extrañas, cuentas anécdotas que seguramente provienen de tu mundo onírico infantil y fantástico, cantas...
Hoy me dijiste -Mami, yo soy un superheroe- mientras rozabas tu pie en mi muslo y yo despertaba, yo te respondí- Si, eres un superheroe muy poderoso, porque me salvas todos los días- sonreíste- Sí, yo te salvo.
Y no solo me salvas, me estructuras, me reconstruyes...
Hoy te traigo de la mano para que pongas un poco de luz a este espacio que está oscuro, así como siempre haces con todo lo mío, para que lo salves, porque eres un héroe.
Yo, hace unos años te di un cuerpo... pero la vida la conquistaste tú de a poco.

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Tuesday, May 20, 2008
Lo protagonizó Lorena cuando el reloj marcó 8:59 PM

No creo que el cambio sea una capacidad humana, no concibo que alguien deje de repente de ser una cosa para convertirse en otra, no veo que exista una posibilidad de reestructurarse, de eliminar viejos patrones para reemplazarlos por unos nuevos, flamantes y convenientemente funcionales, me parece una utopía eso de morir para volver a nacer mientras se está vivo. Todo eso me suena a ese tipo de basura en letras que se encuentra en los libros New Age y cagadas de ese estilo. Olvidarnos de la existencia misma de la subjetividad, alienarnos de manera en que no seamos más que la creación de una nada maniqueísta que parece trazarnos las líneas a seguir, los límites desde donde podremos crear un ser feliz, aunque falso, basándonos en la premisa mediocre de que vivir es más fácil si vamos con los ojos cerrados.
La sola concepción de ser, nadando en un bienestar sintético y sentirnos en paz con eso, callar al germen de la identidad real es lo que propone, cínica, la teoría conductivista, así, como si no dijera nada.
Pues desnudémonos de la subjetividad, transformémonos en máquinas que pueden reprogramarse, que pueden resetearse porque es muy conveniente ignorar las estructuras enfermas, los cuadros neuróticos, las perversiones. Es conveniente vestirnos de normalidad, enseñarle a nuestro caparazón a comportarse de manera correcta, seguir los manuales, las reglas, eso es más importante porque de esa manera no se jode. Si es tan sencillo cómo vestir la máscara que va con la ocasión, qué poco se nos pide si al final solo somos entes mecánicos con malas costumbres... qué más fácil que eso?
Jugar a ser dioses es pretencioso y trae consigo muchos peligros, la capacidad de matar a un ser humano, de callarlo y dejarlo en lista de espera mientras se introducen los flamantes nuevos patrones, la construcción de un yo de la que se encarga otro mientras el dueño se sienta con paciencia en la sala de espera, ansioso pero desnudo de sí mismo... al fin y al cabo se piensa que la persona no es más que varias respuestas a estímulos. Todo eso me provoca una infinita tristeza, tanta como me provocó enterarme de la historia de Frankenstein desde la perspectiva de la criatura.
Quizá, todos debemos de ser sacrificados como la hija de Skinner, mientras esperamos a que nos entreguen nuestro flamante nuevo yo, aquel que va a permitirnos pertenecer.

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Tuesday, May 13, 2008
Lo protagonizó Lorena cuando el reloj marcó 2:08 PM

Te levantas ante mi, hermético y yo sucumbo a los pies de tu miseria... pinto de púrpura los sonidos mudos de tus llamados de auxilio, mientras dibujas en tu rostro majestuoso, una sonrisa de dolor que parece punzante, desangrándote ríes, y en tus ojos no soy capaz de encontrar límites, parecen transformarse en una especie de nada inconmensurable donde quiero perderme.
Pretendo restar con mis sollozos la cuenta extensa de tu cadena kármica y espero...
Tus fantasmas me temen y huyen de mi llevándote consigo, y así me vencen, siento vergüenza de mi poder y lloro, esta vez por mi, por mi falta, por el hueco que trato de llenar con tu presencia, después de todo la miseria en mi es mayor y vuelve a burlarme, la veo reírse de mi a lo lejos, una vez más, me digo, una vez más...
Mientras tu escoges ahogarte en un mar de ignorancia, la verdad me calcina la piel y los huesos y vuelvo al polvo pero contenta, por la sola posibilidad de ser aquello que acaricie tus plantas.  

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Tuesday, May 06, 2008
Lo protagonizó Lorena cuando el reloj marcó 9:14 PM

El esperaba siempre sentado, inmóvil, para que nadie logre descubrir en los movimientos de su impaciencia, su terrible secreto. Esperaba que lo alcance alguna historia, que lo envuelva, que lo abrace silenciosa, pero su miedo siempre le contaba un cuento diferente y eso fue lo que se acostumbró a escuchar y con el paso de los días se convirtió en su convicción. Lo embriagó la psicosis y fue ella quien durante tanto tiempo matizó su espera de razones varias. 
No recordaba el momento en que se formó la rueda, el segundo exacto en que cedió ante el engaño de sus demonios, no podía rescatar la sensación que le causó su primer momento de ceguera... parecía haber estado allí siempre y sin embargo, se divertía inventando historias.
Y aprendió a sobrevivir de esa manera, cuando una historia se gastaba bastaba usar su imaginación y su capacidad creadora, de esa forma alimentaba su derrota, su nada... que era a la vez su manto protector, el vientre que lo contenía...
Un día ella le susurró, intrusa, una historia diferente y sus demonios bailaron en señal de alarma, le negaron su ceguera, y se agitaron ante él como lo hacían cuando era niño, el día en el que lograron encerrarlo, entonces él tuvo la ligera noción de cuál había sido el verdadero comienzo pero permaneció quieto donde estaba... aunque jamás volvió a ser tan fácil, creer.
Ella aún espera sentada, inmóvil, el desenlace... preguntándose si sus susurros fueron suficientes para desencadenar la lucha. 

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