Monday, June 22, 2009
Lo protagonizó Lorena cuando el reloj marcó 5:23 PM

Hay momentos en que todo a mi al rededor me parece ridículo. El amanecer y su brillo chillón que me taladra la frente egoísta, que no piensa en el cansancio de nadie, ni en las horas de insomnio.
Los niños y su estúpida inocencia, ignorándolo todo mientras viven en un mundo que uno, con gesto cuasi fingido les acepta que es hermoso.
Los hombres y sus historias de siempre y la mañana siguiente siempre sola. La inexistencia del amor y su sombra en un amante.
Me parece ridículo el perro que me mira suplicante por un poco de afecto como la mujer que aguanta todo (la mujer amada) solo por ser la escogida, ser aquella a quien él siempre vuelve.
Me parece ridículo el precio que se paga por los abrazos a veces con la esperanza de estarlo recibiendo gratis. Hay que ver cómo es ridículo el mundo y la gente.
Son ridículos los pájaros que siguen aquí y uno no puede evitar mirarlos y pensar: en pleno asfalto! en los cables eléctricos! eso es denigrante. El puesto predilecto de los hombres, en cambio, es el umbral de las puertas, mirando para atrás.
La ausencia es ridícula y se siente pesada, silenciosa y oscura. Una espera interminable, los huesos, el ardor. Y tu frente metida entre las horas, como los pétalos de una nave perdida en el espacio, que llueven plateados por ahí donde no mojan a nadie y se pierden en un recuerdo mudo pero constante.
Hay momentos en que la mirada me parece ridícula y la piel y los sesos y la sonrisa. La vida misma se torna una sátira perversa. Una danza de payasos y demonios.
Hay momentos en que tengo una especie de nausea en las manos....
 
Friday, June 12, 2009
Lo protagonizó Lorena cuando el reloj marcó 7:16 PM



Una vez que junté un ramillete de palabras fui Dios y ley, eso me trajo tinieblas y miedo. Una vez que abrí los sentidos y los símbolos, probé de la manzana del árbol y fui capaz de crear y destruir. Y luego caminé por los desiertos y troté el mundo, viví miles de historias, fui un poco todas las personas, viajé en barcos, piloteé aviones de guerra, he sido libre, he matado y he muerto, he desmembrado, he cuestionado, gritado y respirado hondo. He fumado y me he reído hasta el asma de mis propios chistes. Dí vida en el presente, más allá de la sola idea, vi nacer de mi a un ser que ahora la vida me ha robado, que veo pulirse a diario y que sé que se formará hasta terminarse, igual que yo.
Todo es lo mismo, solo palabra... la palabra que se hace verbo. Entonces el fin es lo mismo que el principio. Solo parte del círculo. Quién sabe cuál estará antes y cuál después si ni siquiera el tiempo es más que un ritmo creado, una sinfonía monótona, barata y aburrida que nos apura y nos nombra los momentos. Con el tiempo hice música, hice movimiento. He llorado mucho, he probado el sabor de una lágrima entre mil y lo he sentido diferente cada vez. Siempre volví por más.
Es tan relativa la vida... tan tenue, ¿Quién dice cuándo fue suficiente? He vivido intensamente, he sido inmensamente infeliz y también me he reído hasta el dolor. Viví siempre con mucha pasión y la pasión, como el fuego, mientras más intenso, más rápido se apaga.
¿Y si solo tengo esto? ¿Y si siempre solo tuve esto? ¿esto que piso? esto que vivo? ¿y si me queda poco tiempo? ¿Sí me queda poca música?
A lo mejor la vida se apaga cuando no queda nada más por decir...
Voy a decir lo que más pueda , y así construiré y destruiré y podré decir que he vivido y que he muerto. Que estuve aquí y ocupé un lugar.
Si mi vida se acaba hoy dejo como manifiesto lo siguiente: la he pasado bien, las palabras me han salvado.

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