Algunas cosas se abandonan por épocas, pedazos de ti que se llenan de sombras...lugares a los que vuelves sonámbulo y sin notar ningún detalle. Cambia la dirección de tú mirada, pasa la vida misma y todos sus accidentes.
Los sonidos que he amado en tantas situaciones diferentes de mi vida, las palabras que he repetido dentro y fuera como si con ellas rasgara el papel de mi historia, de la historia del universo. La lluvia, las risas...la divina locura. Toda esta gran broma de la vida, esta realidad...este sueño, este despertar sobresaltado. Todos los momentos en los que mi voz se elevó y me sentí oída por el cosmos (o algo parecido).
Estos mismos sonidos por Abbey road (he sido afortunada), cuando jamás pensé en sacar una foto, porque estaba casi mirándolos caminar en fila india...como cuando vi a Paul ahí, creando en real, como siempre lo hizo...no, no es real, es magia...es más fácil vivir con los ojos cerrados.
Todo esto me ha enseñado tanto, me ha dejado aquí, entre otras cosas que también me han sido queridas. Tantas cosas pasaron en mi vida mientras lloraba tu guitarra. Tenías razón...a veces no hago nada más que envejecer.
Esas sonrisas que aprendí a convertir en tácitas (sobre mi), esas voces que a veces solo chillaban, sonidos de piano, violines, marcando mi ritmo...tantas veces.
El circo y el amor. Un gran amor en mi vida...desde lo pequeño hasta lo infinito, hasta fusionarse con siempre y con todos. Hasta la unidad.
Cuánto pesa el silencio después de ustedes, y cómo lleva música! Todo lo que necesité...amor y música. Gracias.