Alicia llegó y reviso la máquina contestadora, no había ningún mensaje, colgó su abrigo que ya no le hacía falta, estaba en casa.
Ya nadie la busca, nadie la llama, dejó de ser una niña y perdió su imaginación en algún lugar dentro su closet, un día se canso de cargar con ella porque le dio la impresión de que no le servía, y la guardo, luego de un mes sin ella se dio cuenta de que no tenía nada más… aunque todos los días la busca, deja de hacerlo después de poco tiempo por cansancio, dolor de espalda, stress.
Se acuesta y sueña con soñar, como antes.
Seguía esperando la llamada de el idiota con el que estuvo la semana pasada,
que dio la impresión de querer algo más pero nunca llamó, se pregunta todas las noches antes de dormir si debería de llamarlo…
Un día no pudo controlar sus impulsos y le mandó un mensaje que el tipo no respondió, pero dentro de ella aún queda la esperanza…
Su celular no suena, tampoco su teléfono, ni el timbre de su puerta.
No puede ser que esté dañado el teléfono porque lo prueba cada tanto, para ver si le entran las llamadas no vaya a haberse equivocado la compañía de telecomunicaciones en acreditarle el saldo, y esa sea la explicación.
De repente alguien toca, ella sale corriendo, podría ser él, se tropezó, casi se cae en una escalera que va hasta la sala y eso la hizo maldecir, ya frente a la puerta se arregló el pelo, se vio al espejo que hay al lado de la mesa del hall…estaba con los pies y la cabeza donde debían, todo aceptable, se dice, dentro de lo posible… aunque es bonita nunca se sintió así, respiró hondo y abrió la puerta, el tipo uniformado le pidió su firma, para entregarle el paquete…venía del exterior, al parecer.
Sus esperanzas se vuelven a hacer agua, pero, puede ser de él...talvez, solo talvez, porque vive fuera de la cuidad, logra llegar con las justas al sofá de la sala y abre desenfrenadamente el paquete que resulta ser la edición especial de Trópico de Cáncer que ordenó en una pagina web, llegó antes de lo que esperaba, siempre le interesó más Paris que New York, talvez porque quede más cerca de casa, pero el libro la derrumba en vez de emocionarla.
Realmente cree que si habría sido un personaje de Henry Miller en vez de uno de Lewis Carroll, habría sido una prostituta de París, pero talvez no habría sobrevivido hasta hoy, como la niña que se imaginó un mundo de maravillas, la niña que lo creo en sus sueños, hubiera tenido sexo por unos minutos o algunos, talvez hubiera desencadenado alguna serie de pensamientos en Miller, pero no habría alcanzado a ocupar ni dos páginas, no habría sido un personaje de importancia…se conformó con Carroll, con eso bastante tenía, no sería olvidada, al menos por la gente que no le interesaba…el tipo definitivamente no iba a llamar…
Pensó en dormir, en volver a soñar con el país de las maravillas pero supo que no tendría un sueño igual…que su niñez nunca volvería…ahora tenía que revisar unas cuentas que tenía pendientes de luz…
Tenia mucha hambre, recorrió la cocina despacio a ver si en el camino encontraba algo para solucionar rápido su problema…encontró un pedazo de cake que trajo ayer cuando regresaba de la Universidad…que parecía gritarle COMEME…lo tomó con ambas manos a pesar de ser un pedazo muy pequeño…y lo engulló de un solo mordisco…se sentía algo rara, después de todo había pensado que el tipo iba a reaccionar diferente y no podía dejar de pensar en eso…de repente pareció reducirse hasta alcanzar el tamaño aproximado de una cucaracha…pero, serían las pastillas para los nervios…
Londres era una ciudad muy fría pero aún más fría era su soledad.