Ahora último no he querido escribir...patrañas! siempre quiero escribir, pero no sentía que tenía algo que decir y las cosas, hasta el momento, no han cambiado. Esa sensación de no tener nada que decir, de no tener nada que aportar se ha mezclado de forma caótica además de deprimente con la Jornada de Psicoanálisis Lacaniano a la que asistí el pasado fin de semana. Ahora último las conversaciones que he tenido han estado basadas en el fallido, amateur psicoanálisis del viento o de cualquier cosa, y encima de todo estoy leyendo LAS CONFESIONES DE UNA MASCARA.
Eso explica mi posición actual, de estar buscando ver películas de Woody Allen cuyo pesimismo es bastante parecido al mio, sin que esto resulte arrogante de mi parte.
Estaba en la ducha de repente cantando, como siempre, pero esta vez no estaba tarareando cualquier cosa, me sorprendí recordando una canción de Serrat que no escuchaba desde que era una niña, y creo que por primera vez escuché la letra mientras la cantaba, y me encontré recitando melódicamente:
" Y uno se cree que las mató el tiempo y la ausencia,
pero su tren vendió boleto de ida y vuelta.
Son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas,
en un rincón, en un papel, o en un cajón.
Como un ladrón, te acechan detrás de la puerta,
te tienen tan a su merced como a hojas muertas...
Y que el viento arrastra allá y aquí,
que nos sonrien tristes y nos hacen que lloremos
cuando nadie nos ve..."
Derepente vi la hermosura de este pequeña sonata olvidada, que era una de las pequeñas cosas que creí haber olvidado víctima de los planes que vivo haciendo, de el tiempo y de la ausencia, pero estaba allí, irrumpiendo en mi baño nocturno...acechándome detrás de la puerta, curioso.
Como dije en el principio, no tengo aún nada que decir, no parezco conformarme con permanecer callada.