"Yo nací un día en que Dios estaba enfermo, grave"...Si soy pesimista, no sé con presición desde cuando, probablemente no recuerde cuando sucedió o si nací con esa tendencia, no conozco las probabilidades de que se de esa posibilidad, pero en el fondo siempre ha sido como una manera, casi pasiva de aceptar mi destino, mi suerte.
Siempre he sido una persona pesimista, aún cuando hubiera sido optimista alguna vez ya habría dejado de serlo, basandome en los hechos, siempre he sido una persona de muy mala suerte.
Mi mala suerte patológica con frecuencia me causa la risa amargada, casi irónica, no de quien acepta su destino más bien, de el que decidió vivirlo desde el sillón del espectador, de forma cuidadosa, observadora, una tragicomedia.
Si alguien me pregunta una situación específica en la que me sentí traicionada por el cosmos ahora, creo que tendré que decir que lo olvidé, porque el olvido ha sido siempre la mejor opción, excepto cuando la olvidada termino siendo yo, ese siempre es un trago amargo sin importar cuan repetitivo, cuan acostumbrada esté a la misma historia, la misma.
No es esta una queja sino una confesión, una autoconfesión más que nada, creo que fui siempre culpable de mi propia suerte (solo creo) pero eso no hace más que hacerme sentir más atada.
Cesar Vallejo dice "Yo nací un día en que Dios estaba enfermo, grave", yo, como a veces no tengo mucho que decir solo me queda el fabuloso, siempre válido y flamante YO TAMBIEN.