Acabo de regresar de ver Sylvia en el MAAC cine y sé se muchos por ahí me dirán que la película no es la gran cosa, puede sonar alrededor de este comentario un montón de peros técnicos, yo por mi parte tendré que aceptar, avergonzada, que vi la películas con los ojos de quien ve un documental.
La biografía de Sylvia Plath realmente me llegó desde un montón de puntos, y cualquier pero cineástico se opaca cuando se trata de ser un puente mínimo para que la gente pueda percibir el sentimiento de desesperación y de amargura que decora la mente de la poetiza desde siempre, desde antes aún de conseguir razones suficientes para finalmente llegar a el fin tan deseado, que tanto buscó, y sin ser vista como una niña suicida de cuarta, para su boda final con su novia tan amada, la muerte.
Me alegra, me alegra que no hayan podido salvarla antes, todas las veces anteriores que intentó suicidarse, porque ese fue el logro que la hizo célebre, en el camino hacia la muerte creció lo suficiente para dejar un puente aún más corto hacia su desesperación, su poesía.
Acabo de ver a Sylvia Plath como madre, con los ojos de una madre que mira desde una ventana que aún en medio de la desesperación siempre está en su cabeza, aún enferma, el destino incierto de sus hijos, momentos leves de lucidez o talvez de mero y salvaje instinto.
Buscó su destino, tejió su encuentro de forma magistral, de manera que cuando sabes que finalmente logra suicidarse realmente sientes su trinfo como tuyo, lo ha logrado! su más grande sueño! acabar con su vida, BRAVO! Como si su vida fuera eso, una gran obra.
No puedo olvidar la imagen que tengo de ella con sus hijos, me impactaron otros rasgos de su personalidad mucho más, definitivamente la maternidad era parte de el paisaje, pero nunca lo hizo mal, a lo menos no me dio esa impresión, la imagen de la mujer MADRE, no puedo aún olvidarla, por qué será?