Las tentativas de juego de las empleadas de mi casa con Martín son realmente interesantes, si se observan de cerca.
Martín va a cumplir un año tres meses, es un enano!!! y derepente lo ves jugando a la gallina ciega, con los ojos genuinamente tapados, buscando en realidad y sin ayuda a las mujeres corriendo a su alrededor, realmente tratando de esconderse de su toque, y recién empieza a caminar por lo que la operación no tiene mucho sentido.
Se ha convertido en una obsesión tal para ellas, que Martín juega a la macateta, al ampai, a las escondidas, a los trompos, la reina coja, la gallina ciega, el teléfono (porque habla) y todos esos juegos que jugabamos los que no teníamos el televisor prendido 24/7.
Fue tan chistoso verlo hoy con la venda en los ojos, que originalmente es la mantita que abraza para dormir, caminando a tientas con las manos extendidas buscando a estas señoras reventadas de la risa porque que Martín les seguía el juego, con ese tamaño...
Lo más remarcable de todo es que él cumple rígidamente las reglas del juego, y las otras no, espían por las esquinas, mientras él mantiene la venda, él cuenta y no espía, es demasiado! a veces soy la culpable de que haga tramp, solo a veces! pero hay que enseñarle también viveza criolla! no creen?
Pronto estará jugando al doctor, al cuarto oscuro, a la mamá y el papá y al jardín del edén, mientras eso pasa, mejor me estoy tranquila.