Alicia y el conejo blanco

Sociología Lúdica

Friday, July 21, 2006

Lo protagonizÃ³ Lorena cuando el reloj marcÃ³ 1:41 PM

Pues es cierto que la gente que vive al lado derecho de mi casa está loca, y siempre lo hemos sabido, hemos manejado eso lo mejor que hemos podido, hasta que se nos volvió casi indiferente, casi, porque siempre hemos tenido que presenciar escenas raras.
La parte extraña es que no hay uno que se salve siquiera aparentemente de la locura, todos estaban verdaderamente locos, todos los habitantes de la casa, que es un sitio pequeño, como para contener a 4 personas, pero lo cierto es que viven como 28, cada día sale alguien nuevo que no ha salido por años, la gente se muere y jamás se los ve dejar la casa, creo que los entierran en el patio, tienen patos, gallinas, gatos, pollos, tenían un gallo que cantaba a las cinco de la mañana hasta que mi primo se lo bajó de un naranjazo, creo que después consiguieron otro...tienen toda clase de arboles,de grosellas, de almendras...bah toda clase de cosas! y creo, que se alimentan de su propia cosecha...
Los arboles han ido muriendo como la gente, porque algún pulgón los ha matado o porque sencillamente algún vecino, cansado de encontrar su patio lleno de hojas secas les puso algún veneno, quién sabe ahora de qué se alimentan, talvez se comen entre ellos, todo es posible.
Hay unos que no salen jamás de casa, y otros que son los representantes del gremio que se dejan ver por la gente. Cuándo se está afuera de esa casa se ven por las ventanas como adornos muñecas con los pelos parados a causa de la mano traviesa de una niña y unas tijeras o sin un ojo, o con un ojo virado, o sin cabeza...es realmente tétrico el asunto si uno lo quiere mirar de esa manera.
Cuándo era niña un día llegue a mi dormitorio para encontrar que se habían encaramado a botar caca en mi ventana, que da directo hasta un muro de ellos...creo que mi mamá terminó amenazando a los locos representantes por lo que no sacaron nunca más la nariz para molestarnos.
Cuándo a mi hijo le mandaron a tomar el primer jugo, me dijo el doctor que le de jugo de papaya o de granadilla, yo opté por la naranjilla pero Martín la detestó desde el principio...así que la opción era la papaya.
Por cosas del destino alcancé a ver una papaya madurita que crecía en el arbol del jardín de la casa de los locos, llamé al guardián y le dije que se la baje para hacerle jugo a mi hijo, porque estaba tan linda!
El, ni corto ni perezoso, se bajó la papaya y ese día y unos dos otros más Martín disfruto del dulce sabor de la papaya de la vecindad...a los pocos días, al arbol lo habían cortado.
El tiempo fué pasando, las semanas, los meses y mi hijo iba desarrollando un comportamiento extraño, hasta el día de hoy, canta solo, baila, se pega y no le importa, no le tiene miedo a nada, se lanza a destruir cualquier cosa, todo se lo pone en la oreja etc, etc, etc.
He desarrollado una teoría a comprobar, debe de haber algo en la tierra que haga que esa gente, los vecinos, esten locos, porque QUE ESTEN TODOS LOCOS no puede ser coincidencia!!! yo le dí de comer a mi hijo una papaya loca, ahora sufro las consecuencias...

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