De las ocaciones en las que intentó morir conservaba algunos recuerdos difusos pero sabía que le iban a ser inútiles mientras esperaba que llegue el fin por el camino usual.
Sobrevivía, aunque no muy gustoso. Casi inanimado asistía a las reuniones de el club que detestaba y se sentaba sin pronunciar palabra a mirar desde un punto lejano, como quién estudia el desenvolvimiento de las criaturas de la selva, curiosa la comparación siendo los gremios tan parecidos entre si, pensaba, aunque por lo general observaba como quien no ve nada tan solo colores, formas, imágenes sin sentido y movimientos...a pesar de esto, seguían considerándolo célebre.
Algunas veces lo invitaban a participar en eventos y mesas redondas, a dar discursos, a los que él se negaba educadamente a lo que los miembros del club reaccionaban con asombro, es un sabio decían algunos, es un parco un completo histérico! pero todas estas hipótesis solo lograban incrementar la fascinación por el sujeto a quien le resultaban completamente indiferentes los juicios, especialmente de terceros.
Vivía solo en un departamento pobremente amoblado en el centro de la ciudad, lo que le causaba algunas molestias en la noche, cuando trataba de escribir la columna del diario en el que trabajaba, que le daba lo justo para mantenerse en la misma situación de por vida...no tenía ningún ánimo de ascender de puesto o de conseguir un mejor empleo, tenía lo que necesitaba, no más...no tenía ningún tipo de aspiraciones además de un plato de comida, nada exquisito pues creía tener adormecidas las papilas gustativas cosa que le interesaba menos que cualquier otra cosa.
No tenía televisión, se levantaba temprano a comprar el diario en la esquina saltando bruscamente la página donde aparecía su columna y las críticas, se enteraba de lo más importante, luego salía y tiraba los papeles en un gran tacho de basura que había fuera de el condominio al lado de un poste, las noticias que fueron ya no serán...
Cuando no podía dormir leía casi por inercia, sin prestar atención hasta que los ojos le pesaban, dejaba el libro que generalmente había leido más de un par de veces en la mesa de noche, apagaba la lámpara de luz tenue azulada y dormía.
Hace mucho que no soñaba, o al menos no recordaba ningún sueño al despertar.
Cuando lo saludaban por la calle dibujaba una sonrisa que parecía herirlo de manera particular, lo curioso sería saber por qué aún aceptaba hacerlo aunque tuviera que sufrir consecuencias. No tenía familia ni amigos aunque muchos se consideraban sus parientes y colegas...la gente hablaba de él como un hombre admirable, muchos querían tener su vida, a él le hubiera gustado cedérsela a cualquiera...el primero que la pida, sin embargo y por desgracia eso no estaba permitido.
Un día llegó la muerte y abrazó su cuerpo al fin, la causa fue bastante cuestionada pero él nunca llegó a enterarse y tampoco le importó, se sentó en su propio y multitudinario funeral con una sonrisa que ya no dolía, a observar como antes, al lado del ataud, el circo.
Cuando se aburrió se paró y caminó hasta su casa...seguía leyendo el periódico todos los días pero ahora no saltaba ninguna página y reía, la pantomima continuaba sin él y continuaría...pero qué importancia tenía a estas alturas? él ya no estaba allí...o si?