Sunday, November 30, 2008
Lo protagonizó Lorena cuando el reloj marcó 12:24 PM
Cuando duermo contigo, cuando a mi lado yace tu silueta elevada en una urna comatosa, me vuelvo incapaz de sumergirme en la profundidad de la inconsciencia. Algo en mi cabeza se mantiene encendido. Hay una voz despierta que narra, abundando en detalles, los acontecimientos de la noche que se sucede a mi costado. Los movimientos de tu cuerpo, el comprimir eventual de tus párpados que deforman imperceptiblemente tus pestañas, los suspiros que se le escapan a tus labios y sus muecas.
Esta voz narradora, mientras duermes, parece tener la capacidad de predecir, casi con exactitud, cual será tu siguiente movimiento y cuáles serán sus consecuencias. Mantiene a mi cuerpo en un estado de tensión salvaje, listo para saltar, listo para prevenir, para impedir que algo perturbe tu descanso.
Esta narración extraña se da mientras mis ojos están cerrados, excepto cuando el peligro amenaza con tocar tu reposo, momento en el que se abren como linternas de fuego con una diligencia jamás percibida por mi. Mi cabeza se desplaza estudiando el entorno y mis músculos se mantienen rígidos, prestos al ataque o a la defensa.
Tampoco puedo decir que, en esos momentos, me encuentro en estado consciente, porque me sobreviene a ratos un consuelo, que toma la forma de otro personaje, en el que me reconozco mucho más, que parece tener una labor más bien reconfortante, en vista de mi imposibilidad de sosiego. Hace mucho esfuerzo por mantenerse apacible, es capaz de avisarme cuando puedo volver a poner mi cabeza sobre la almohada y me arrulla, empresa en la que jamás alcanza éxito.
La narración, toda, va dirigida a ti, y pretende escribir en un papel, que por momentos veo y escucho. Este mismo papel se transforma en agotamiento cuando tú, completamente repuesto, muestras tus ojos despiertos ante mi. Luego lo busco y no existe, excavo en los recuerdos, pero no está.
El narrador, cuenta con una sensibilidad tal, que muchas veces logra enternecer al otro, que embelesado aconseja que recuerde, que guarde en mi parte consciente al menos una frase, un fragmento pequeño de la historia que me cuenta, pero es incapaz de tomar nota, lo único que logra es mantenerme enterada de esta situación, de esta contienda que termina cuando el sol se pone, cuando abres tus ojos y esbozas la sonrisa, que siempre está, y que a la vez me hace saber que estás contento de que sea yo, y no otra, ni un lugar vacío, quien vigiló tus sueños. Entonces le sobreviene el cansancio mi cuerpo, a mi mente, que en ese instante alcanza todo el arrullo que se le intentó administrar a cuentagotas. Los ojos, empiezan a arderme a causa de la luz de las linternas tantas veces encendidas durante la madrugada.
Si me preguntan, por las mañanas, no puedo decir que no dormí y sin embargo, cuando duermes a mi lado no descanso. Mi piel se transforma en termómetro, mis oídos en sensores, mis ojos en candiles, mi consciencia en crónica.
Por las mañanas esperas encontrar la misma sonrisa en mi rostro, como quien se mira en un espejo, pero no está y en su lugar, encuentras fatiga... no es que no me alegre verte, es que la energía destinada a la sonrisa se me va entre el desmayo y la desesperación por conservar solo un pedazo, solo un poco de esa solemnidad de la que fui testigo durante tu descanso.
Me duermo el tiempo que puedo, sintiendo el fracaso de la falta de memoria, de la imposibilidad de abrazar, de retener las palabras que fueron anteriormente recitadas, tan hermosas como ajenas.
En fin... menos mal que tienes tu propia cama.
 



3 coments


At 10:46 AM, Blogger F

Vaya, tu eres mi tipo de mujer o en su defecto serías mi mejor amiga, lástima que estés lejos.

 

At 10:47 AM, Blogger F

Lo digo porque leí tu perfil. Hermoso.

 

At 8:27 PM, Blogger Lorena

Ey, muchas gracias por tus comentarios, siento que me haya tomado tanto tiempo contestar.