Saturday, November 29, 2008
Lo protagonizó Lorena cuando el reloj marcó 11:01 AM
Uno cree que tiene... uno cree que tiene pero no tiene nada. Luego se pregunta ¿Por qué creyó que tenía? Se es insensato... muchas veces, uno no parece cansarse de ser un imbécil.
Se meten las manos entre las brasas, y se va mirando como el fuego se las come, cómo se las devora y al final, nada más se es espectador, se es vacío y no espectáculo, ya no hay manos para aplaudir, ya no hay lágrimas que llorar, ya no hay pérdida. Solo queda la sensación de imbecilidad, una vez más... una sonrisa de burla ante el espejo... no aprendiste nada, nunca aprendiste nada!! Eres doblemente imbécil!
No hay nada que perder cuando nada se tiene.
Queda solo imaginar que se ha tenido (alguna vez) y sentirse estúpido, eso queda, y nada más. Nada más el nudo, nada más el pavimento, nada más la puerta de un dormitorio vacío, nada más la mirada de asco ante el espejo, nada más la certeza de la estupidez, nada más la rabia de haber creído.
Se es solo huellas que no van nunca a ninguna parte. Se es un cuerpo próximo a podrirse y esperando. Yo floto porque no hay lugar, ningún espacio ni tiempo, porque no hay presencia. Porque no hay nada.
Haberse dado, eso no importa, nunca... nunca importa. Porque no puede darse nada si nada se tiene.NADA. Se queda uno con la sensación de haber sido traicionado, una sensación que se inventa porque nadie te traiciona, porque se traiciona uno mismo al esperar la sonrisa ajena, que no es más que una mueca fantasma que dibujamos ante el espejo, con pulso tembloroso.
No perdí nada. No perdí nada porque nada tuve. Eso es todo. Nada más. Qué engaño. Qué desperdicio de palabras. Qué soledad.

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