Saturday, September 23, 2006
Lo protagonizó Lorena cuando el reloj marcó 5:50 PM

Hay ciertas costumbres que logran resaltar bastante el instinto depredador del hombre en la vida diaria, uno de ellos,según he notado, es la práctica por demás típica, de comer cangrejo en la costa ecuatoriana.
La búsqueda y la cacería empieza cuando se rebusca desesperadamente tratando de arranchar el cangrejo que tenga la pata más gorda, somos capaces de sacarle los ojos a nuestro mejor amigo, hermano, primo o cuñado, la pata gorda es nuestra!
Es de suponerse que dentro de la cangrejada existen trueques, cambalaches y burocracia menor, cambiamos el carapacho por la pata gorda, la pata gorda por seis patas flacas...siempre se establecen valores para las partes del cangrejo que nos interesa intercambiar.
Cuando el mejor especimen es nuestro procedemos a despedazarlo sin piedad y agudizamos los sentidos cuando vemos manos a nuestro al rededor tratando de alcanzar algo que se les ha perdido, protegemos nuestra presa, con firmeza sostenemos el mazo por si es necesario entrarle a alguien a golpes en defensa de el animal.
Hemos inventado toda clase de indumentarias para conseguir extraer de forma más eficiente la carne del crustaceo, palos con ganchos, mazos de madera y delantales, hacemos grandes reuniones donde se celebra su muerte, su desmembramiento.
Hoy observaba atentamente el comportamiento diverso de los comenzales, usando las manos con vehemencia, mordiendo, chupando con furia.
Nuestra boca se despedaza, nuestros labios sangran, nos mordemos la lengua, se nos parten los dientes por conseguir un pedazo mísero de carne, y nos da placer.
Nos reunimos a conversar, a discutir muchas veces a resolver, y lo cierto es que cuando hay presencia de un cangrejo no se oye hablar a nadie, todos los animales de la mesa se concentran en satisfacer su necesidad de caza.
Las hembras, muchas, se dedican a armar platos enteros por horas con pedazos de cangrejo que sacan para sus parejas, acumilándolos con paciencia, talvez con arroz y salsa de cebolla, para que el placer sea, al final de su marido. Hoy pensé seriamente que en mi vida siguiente quería ser hombre para que me den sacando el cangrejo.
Otras hembras se muestran egoístas y pacientes, recogen la carne para su propia satisfacción, otras se muestran impacientes, y se van comiendo el manjar apenas lo ven aparecer, sacar la blanca cabeza por en medio de su capa naranja.
Es curioso, diverso en comportamiento de los animales en una cangrejada, pero interesante.
 



4 coments


At 10:29 PM, Blogger Hiscariotte

No creo que en una cangrejada alguien se vaya de puñetes, precisamente, en defensa del animal.

Y, aunque me encanta el cangrejo, siempre me cabreó justamente que hay que sacarse la batimadre para lo más de comer un pedacito de carne; pero bueno, al final ha valido la pena.

 

At 10:59 AM, Blogger Paulette

siempre vale la pena, siempre!

me he reido con ese post mujer.

 

At 7:15 PM, Anonymous Anonymous

Por eso es mejor la Jaiba, mas carne menos dificultad, pero a mi me encanta el cangrejo mi record es de 8 cangrejos sin hacer muecas =)

 

At 8:57 PM, Blogger Pentapodologa

mmmm...cangrejada!!! que buena es!!, con unas bielitas... queda de lujo... y cabe decir que me situo en las mujeres que lo hacen con paciencia y solo para mi!! jajaja!!!